Título original: Die welle
Origen: Alemania. Duración: 101 min.
Color. Idioma: alemán. Subtitulado
EQUIPO TECNICO
Dirección: Dennis Gansel
Guión: Dennis Gansel , Peter Thorwarth sobre la novela de Todd Strasser
Protagonistas: Jurgen Vogel, Frederick Lau, Max Riemelt, Jennifer Ulrich, Christiane Paul, Jacob Matschenz, Cristina do Rego, Elyas M´Barek.
Producción: Christian Becker, Nina Maag, Martin Moszkowicz, Peter Schiller
Música original: Heika Maile
Fotografía: Torsten Breuer
Filmada en locaciones en Berlín
COMENTARIO
Dennis Gansel ya demostró en "Napola" que le interesan los jóvenes y la atracción que pueden ejercer en ellos las ideologías totalitarias. Éste es justamente el tema de La ola, aunque situado en un contexto contemporáneo en vez de nazi. La trama gira alrededor de Rainer Wenger, un carismático profesor de instituto que ansiaba dirigir un proyecto educativo en torno a la anarquía; un profesor se le ha adelantado, y debe conformarse con abordar en su clase la autocracia. Relacionándolo con el surgimiento de dictaduras, el fascismo y el nazismo, Wenger articula unas sesiones muy prácticas, en que presenta los elementos que explican su atractivo: espíritu de grupo, ideales comunes, ayuda mutua, uniformes y parafernalia exterior... Un día les pide que vengan todos con vaqueros y camisa blanca, o que diseñen un logo, o que... Los chicos empiezan a entusiasmarse con ese movimiento que denominan "La ola". Parece que ganan en autoestima y espíritu de iniciativa. Pero puede que dicha "ola" se transforme en "tsunami", un caldo de cultivo de actitudes violentas, abuso de poder y desprecio de las minorías.
Se puede decir que la trama de este film está mejor planteada que resuelta, es una pena que Gansel y Peter Thorwarth que adaptan a la Alemania de hoy una novela de Todd Strasser -la acción del libro ocurre en Estados Unidos-, no hayan ideado un final más redondo. La idea tiene pegada y se presta al debate, y advierte no sólo de los peligros de determinadas ideologías, sino también del adocenamiento juvenil, que se aburre soberanamente con su droga, su alcohol, su sexo y sus fiestas, y que necesita algo más. También es sugerente el dibujo del profesor protagonista, que pierde el control del experimento, y que no toma todas las medidas necesarias para que las aguas vuelvan a su cauce, por pura vanidad; entre los personajes de los estudiantes, algunos interesan más que otros, y el destino que aguarda a alguno se ve venir. Gansel imprime a la narración un ritmo dinámico, muy "heavy", tanto en las actividades clandestinas de los chicos, como en esas clases que galvanizan al alumnado y en los partidos de waterpolo (www.decine21.com)
.
La autocracia, las dictaduras y el fascismo en todas sus formas son amenazas siempre latentes para los países democráticos y, por desgracia, constituyen todavía hoy el régimen político en no pocos estados de nuestro mundo. Las atroces consecuencias del auge y éxito de los fascismos en Europa en los años treinta del pasado siglo y de bastantes dictaduras, algunas de ellas disfrazadas de populismo y supuesto socialismo, han planteado la pregunta de cómo fue posible que poblaciones enteras con educación formal obligatoria no sólo llevarán al poder a estos movimientos, sino que luego los defendieran con celo enfervorizado. Se han dado toda clase de respuestas, desde culpar a los medios de comunicación, convertidos en instrumentos de propaganda ideológica, hasta la fascinación de las masas por el caudillaje en su versión mesiánica.
La ola, aborda este tema desde una perspectiva narrativa pero claramente didáctica. Inspirándose en el experimento que realizara en California en 1967 el investigador norteamericano William Ron Jones (relatado en su ensayo The Third Wave) y en el guión de Johnny Dawkins para un telefilme del mismo título de 1981, se nos cuenta la semana en la que un profesor de instituto, querido y respetado por sus alumnos, se ve obligado a impartir un curso, optativo, sobre la autocracia.
Aunque es hombre más proclive a la anarquía que a los regímenes totalitarios, se propone mostrar a sus alumnos las claves que convierten a una colectividad en pasto fácil para los dictadores. Aprovechando los sentimientos de carencia e insatisfacción de los muchachos, su necesidad de socialización grupal (un equipo donde encontrar seguridad, confianza y compañerismo), su deseo de ser respetados y temidos, el profesor Wenger pone en marcha un mecanismo, un movimiento, «la Ola», que muy pronto (en escasos cuatro días) se le va a ir de las manos y que, al estilo de La sociedad de los poetas muertos, acabará trágicamente porque los más débiles del aula sublimarán sus trastornos personales en la pertenencia y militancia en esa tropa y en ese líder al que van a sacralizar rápidamente.
La película juega al paralelo con el equipo de waterpolo del que es entrenador el mismo docente Rainer Wenger. No consigue ni coordinación entre sus miembros ni victorias en los partidos. Basta que la Ola «apadrine» al equipo para que el siguiente encuentro se convierta en un campo de batalla tanto dentro de la piscina como en el graderío, y los jugadores y espectadores den pruebas de una agresividad casi asesina. El profesor descubre, también él, que le gusta el ascendiente conseguido entre los chicos en tiempos en que la docencia para sus profesionales suele resultar un oficio penoso. El guión y el film está bien trabado y escalonado, pero siempre parece demasiado fácil y «mágico» que un puñado de adolescentes, que por lo general están muy poco interesados en la problemática de sus maestros, se conviertan de la noche a la mañana en unos dóciles combatientes a las órdenes de un líder que es su profesor y les supera en bastantes años. En especial, se hace inverosímil la rapidez con que aceptan el uniforme, aunque sólo se traten de camisas blancas. También la relación que mantiene el docente con su pareja, profesora del mismo centro, resulta escasamente convincente tal como se presenta.
A pesar de todo, la película discurre con buen ritmo, las secuencias son lógicas y la rapidez narrativa impide al espectador durante la proyección un distanciamiento crítico o el rechazo de las ingenuidades que contiene la trama. Sin embargo, hay que estar de acuerdo con el mensaje que se nos transmite. En efecto, la manipulación de los grupos y colectividades está a la orden del día y no pocos políticos y personalidades la cultivan con asiduidad apoyándose en todos los medios a su alcance. Siempre es positiva la revelación de algunos de los mecanismos que se utilizan para esta instrumentalización interesada de las masas. Y, en este sentido, el film es diáfanamente didáctico y defendible en tan noble propósito. No cabe duda de que resulta un material complementario de gran utilidad para debatir en clase.
En California, en 1967, un profesor de instituto realizó un experimento en su clase. Les convirtió en una unidad, eliminando sus identidades. Pronto el experimento se convirtió en un movimiento que empezó a autoespiarse, acosar a los que no formaban parte de él… El profesor puso fin al experimento.
Esta historia real es la base desde la que parte una novela de Todd Strasser, en la que a su vez se basa esta película alemana que demuestra que se puede insistir en un tópico nacional y hacer buen cine a la vez. La película lleva el experimento a un instituto de la Alemania actual. Allí los alumnos niegan que un nuevo movimiento autocrático pueda repetirse, pero pronto se ven unidos por “la Ola”, y llenan la ciudad de símbolos, crean su web oficial, su página de MySpace… el experimento se desborda, y algunos de ellos comienzan a luchar contra él. Jürgen Vogel encabeza un reparto en el que destaca sobre una buena representación de jóvenes talentos alemanes.
En su afán de demostrar cómo afecta “la ola” a demasiados personajes no se desarrollan lo suficiente algunos, ni tampoco se realiza un análisis más profundo del tema de fondo. Algunas reacciones de los chicos resultan poco verosímiles y forzadas. Y, además, el desenlace resulta demasiado predecible, especialmente cuando nos adentramos en la última media hora de película. Sin embargo, agujeros de guión aparte, el resultado es verdaderamente sólido, y muy recomendable. (www.cinemaspop.net)
ENTREVISTA CON EL DIRECTOR DENNIS GANSEL.
Origen: Alemania. Duración: 101 min.
Color. Idioma: alemán. Subtitulado
EQUIPO TECNICO
Dirección: Dennis Gansel
Guión: Dennis Gansel , Peter Thorwarth sobre la novela de Todd Strasser
Protagonistas: Jurgen Vogel, Frederick Lau, Max Riemelt, Jennifer Ulrich, Christiane Paul, Jacob Matschenz, Cristina do Rego, Elyas M´Barek.
Producción: Christian Becker, Nina Maag, Martin Moszkowicz, Peter Schiller
Música original: Heika Maile
Fotografía: Torsten Breuer
Filmada en locaciones en Berlín
COMENTARIO
Dennis Gansel ya demostró en "Napola" que le interesan los jóvenes y la atracción que pueden ejercer en ellos las ideologías totalitarias. Éste es justamente el tema de La ola, aunque situado en un contexto contemporáneo en vez de nazi. La trama gira alrededor de Rainer Wenger, un carismático profesor de instituto que ansiaba dirigir un proyecto educativo en torno a la anarquía; un profesor se le ha adelantado, y debe conformarse con abordar en su clase la autocracia. Relacionándolo con el surgimiento de dictaduras, el fascismo y el nazismo, Wenger articula unas sesiones muy prácticas, en que presenta los elementos que explican su atractivo: espíritu de grupo, ideales comunes, ayuda mutua, uniformes y parafernalia exterior... Un día les pide que vengan todos con vaqueros y camisa blanca, o que diseñen un logo, o que... Los chicos empiezan a entusiasmarse con ese movimiento que denominan "La ola". Parece que ganan en autoestima y espíritu de iniciativa. Pero puede que dicha "ola" se transforme en "tsunami", un caldo de cultivo de actitudes violentas, abuso de poder y desprecio de las minorías.
Se puede decir que la trama de este film está mejor planteada que resuelta, es una pena que Gansel y Peter Thorwarth que adaptan a la Alemania de hoy una novela de Todd Strasser -la acción del libro ocurre en Estados Unidos-, no hayan ideado un final más redondo. La idea tiene pegada y se presta al debate, y advierte no sólo de los peligros de determinadas ideologías, sino también del adocenamiento juvenil, que se aburre soberanamente con su droga, su alcohol, su sexo y sus fiestas, y que necesita algo más. También es sugerente el dibujo del profesor protagonista, que pierde el control del experimento, y que no toma todas las medidas necesarias para que las aguas vuelvan a su cauce, por pura vanidad; entre los personajes de los estudiantes, algunos interesan más que otros, y el destino que aguarda a alguno se ve venir. Gansel imprime a la narración un ritmo dinámico, muy "heavy", tanto en las actividades clandestinas de los chicos, como en esas clases que galvanizan al alumnado y en los partidos de waterpolo (www.decine21.com)
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La autocracia, las dictaduras y el fascismo en todas sus formas son amenazas siempre latentes para los países democráticos y, por desgracia, constituyen todavía hoy el régimen político en no pocos estados de nuestro mundo. Las atroces consecuencias del auge y éxito de los fascismos en Europa en los años treinta del pasado siglo y de bastantes dictaduras, algunas de ellas disfrazadas de populismo y supuesto socialismo, han planteado la pregunta de cómo fue posible que poblaciones enteras con educación formal obligatoria no sólo llevarán al poder a estos movimientos, sino que luego los defendieran con celo enfervorizado. Se han dado toda clase de respuestas, desde culpar a los medios de comunicación, convertidos en instrumentos de propaganda ideológica, hasta la fascinación de las masas por el caudillaje en su versión mesiánica.
La ola, aborda este tema desde una perspectiva narrativa pero claramente didáctica. Inspirándose en el experimento que realizara en California en 1967 el investigador norteamericano William Ron Jones (relatado en su ensayo The Third Wave) y en el guión de Johnny Dawkins para un telefilme del mismo título de 1981, se nos cuenta la semana en la que un profesor de instituto, querido y respetado por sus alumnos, se ve obligado a impartir un curso, optativo, sobre la autocracia.
Aunque es hombre más proclive a la anarquía que a los regímenes totalitarios, se propone mostrar a sus alumnos las claves que convierten a una colectividad en pasto fácil para los dictadores. Aprovechando los sentimientos de carencia e insatisfacción de los muchachos, su necesidad de socialización grupal (un equipo donde encontrar seguridad, confianza y compañerismo), su deseo de ser respetados y temidos, el profesor Wenger pone en marcha un mecanismo, un movimiento, «la Ola», que muy pronto (en escasos cuatro días) se le va a ir de las manos y que, al estilo de La sociedad de los poetas muertos, acabará trágicamente porque los más débiles del aula sublimarán sus trastornos personales en la pertenencia y militancia en esa tropa y en ese líder al que van a sacralizar rápidamente.
La película juega al paralelo con el equipo de waterpolo del que es entrenador el mismo docente Rainer Wenger. No consigue ni coordinación entre sus miembros ni victorias en los partidos. Basta que la Ola «apadrine» al equipo para que el siguiente encuentro se convierta en un campo de batalla tanto dentro de la piscina como en el graderío, y los jugadores y espectadores den pruebas de una agresividad casi asesina. El profesor descubre, también él, que le gusta el ascendiente conseguido entre los chicos en tiempos en que la docencia para sus profesionales suele resultar un oficio penoso. El guión y el film está bien trabado y escalonado, pero siempre parece demasiado fácil y «mágico» que un puñado de adolescentes, que por lo general están muy poco interesados en la problemática de sus maestros, se conviertan de la noche a la mañana en unos dóciles combatientes a las órdenes de un líder que es su profesor y les supera en bastantes años. En especial, se hace inverosímil la rapidez con que aceptan el uniforme, aunque sólo se traten de camisas blancas. También la relación que mantiene el docente con su pareja, profesora del mismo centro, resulta escasamente convincente tal como se presenta.
A pesar de todo, la película discurre con buen ritmo, las secuencias son lógicas y la rapidez narrativa impide al espectador durante la proyección un distanciamiento crítico o el rechazo de las ingenuidades que contiene la trama. Sin embargo, hay que estar de acuerdo con el mensaje que se nos transmite. En efecto, la manipulación de los grupos y colectividades está a la orden del día y no pocos políticos y personalidades la cultivan con asiduidad apoyándose en todos los medios a su alcance. Siempre es positiva la revelación de algunos de los mecanismos que se utilizan para esta instrumentalización interesada de las masas. Y, en este sentido, el film es diáfanamente didáctico y defendible en tan noble propósito. No cabe duda de que resulta un material complementario de gran utilidad para debatir en clase.
En California, en 1967, un profesor de instituto realizó un experimento en su clase. Les convirtió en una unidad, eliminando sus identidades. Pronto el experimento se convirtió en un movimiento que empezó a autoespiarse, acosar a los que no formaban parte de él… El profesor puso fin al experimento.
Esta historia real es la base desde la que parte una novela de Todd Strasser, en la que a su vez se basa esta película alemana que demuestra que se puede insistir en un tópico nacional y hacer buen cine a la vez. La película lleva el experimento a un instituto de la Alemania actual. Allí los alumnos niegan que un nuevo movimiento autocrático pueda repetirse, pero pronto se ven unidos por “la Ola”, y llenan la ciudad de símbolos, crean su web oficial, su página de MySpace… el experimento se desborda, y algunos de ellos comienzan a luchar contra él. Jürgen Vogel encabeza un reparto en el que destaca sobre una buena representación de jóvenes talentos alemanes.
En su afán de demostrar cómo afecta “la ola” a demasiados personajes no se desarrollan lo suficiente algunos, ni tampoco se realiza un análisis más profundo del tema de fondo. Algunas reacciones de los chicos resultan poco verosímiles y forzadas. Y, además, el desenlace resulta demasiado predecible, especialmente cuando nos adentramos en la última media hora de película. Sin embargo, agujeros de guión aparte, el resultado es verdaderamente sólido, y muy recomendable. (www.cinemaspop.net)
ENTREVISTA CON EL DIRECTOR DENNIS GANSEL.
Después de hacer "Napola", has vuelto al tema de la Alemania Nazi en La Ola. ¿Es una coincidencia o se trata de uno de tus temas favoritos?
Siempre me ha interesado mucho este tema. Las preguntas de si el fascismo puede ocurrir de nuevo, de cómo funciona el sistema fascista, de cómo la gente puede dejarse llevar, tienen un gran interés para mi. Supongo que tiene algo que ver con mi propia historia familiar. Mi abuelo fue un oficial del Tercer Reich, un hecho con el que mi padre y mis tíos han tenido grandes problemas. De joven solía preguntarme cómo me hubiera comportado en una situación como aquella. En "Napola", indagué una respuesta a ese interrogante, “¿Cómo eran las cosas entonces? ¿Cómo engañaron los Nazis a la gente?” En La Ola, la pregunta es “¿Cómo se nos podría engañar de nuevo hoy? ¿Cómo podría funcionar el fascismo hoy de nuevo? ¿Sería posible? ¿Podría algo así suceder aquí y ahora en una escuela normal?” ¿Qué era lo que tanto te fascinaba del experimento de La Tercera Ola como para hacer una película de ello? Recuerdo perfectamente la primera vez que leí la novela. La primera pregunta que te haces cuando la lees es, por supuesto, “¿Qué habría hecho yo? ¿Habría seguido la corriente?,” y por supuesto te respondes que aquello era otra época, eran los 60 en Estados Unidos, pero que no podría ocurrir algo así en la Alemania actual, de ninguna manera. Pero creo que hay algo más. Ese fue nuestro punto de partida, situémoslo en la Alemania de hoy ya hagámonos la pregunta de si podría suceder de nuevo.
¿Cómo investigaste la historia?
Bueno, teníamos las notas originales de Ron Jones, claro. Así que teníamos una idea bastante fiel de cómo fue el experimento. Pero una vez que decidimos reubicar la historia en la Alemania de hoy, eso supuso reimaginaria como una historia alemana, con un entorno específicamente alemán. Ya que ambos crecimos en entornos parecidos, decidimos hacerla en una escuela muy similar al tipo de escuela al que fuimos. En esta película hay personajes con los que realmente fui a la escuela, al igual que Peter Thorwarth. Hay profesores que nos hubiera gustado tener y otros que realmente tuvimos. Conservar una perspectiva de mundo real fue una gran ayuda. A partir de ahí desarrollamos la historia basándonos en estos personajes. El modo en el que nos lo habíamos imaginado, lo que habrían hecho en ciertas situaciones, y dejar que las cosas se desarrollaran desde ahi de forma natural.
¿Dirías que el éxito del experimento depende de la popularidad y aceptación del profesor?
Desde luego ayuda tener una personalidad carismática. Alguien que realmente sea un líder, con capacidades reales de liderazgo, que pueda persuadir a la gente, a quien los alumnos admiren. Creo que el sistema fascista es tan pernicioso psicológicamente que fácilmente puede en cualquier otro sitio y momento. Le das a gente que antes no tenía voz una parcela de responsabilidad. Formas una comunidad. Eliminas las diferencias individuales, dándole a todos la oportunidad de distinguirse. Creo que eso es algo que puede funcionar en cualquier lugar. Especialmente en algo como el sistema escolar, y eso lo sabe cualquiera que haya ido al instituto: están los chicos populares, los líderes sociales, los que están arriba y luego un montón de gente que son más o menos tímidos y en quienes no te fijas. Estoy seguro de que si de repente le das la vuelta a un sistema como ese, ocurriría de nuevo.
Nuestra sociedad se define por el individualismo. ¿Es la necesidad de sobresalir de la multitud lo que hace que un experimento como La Ola sea posible?Cuando era joven, siempre deseaba tener algo con lo que identificarme. Envidiaba a mis padres por haber tenido el movimiento estudiantil de los 60, en el que todos tenían unas metas comunes, intentando cambiar el mundo y todo eso. Crecí en las décadas de los 80 y los 90, cuando ya había miles de movimientos políticos pero sin dirección real. Nada que te excitara realmente. Eso es algo que echaba de menos de veras. Creo que los chavales de hoy se sienten de la misma manera. No podemos definirnos solamente a través de la ropa y la música, creo. Pienso que la gente tiene una necesidad mayor de sustancia, una necesidad que crece más fuerte. La tendencia hacia el individualismo y la atomización completa de la sociedad en grupos muy reducidos no puede seguir indefinidamente. En algún momento se producirá un gran vacío. Ahí es donde reside el peligro de que otro régimen totalitario intente llenar ese vacío.
Nuestra sociedad se define por el individualismo. ¿Es la necesidad de sobresalir de la multitud lo que hace que un experimento como La Ola sea posible?Cuando era joven, siempre deseaba tener algo con lo que identificarme. Envidiaba a mis padres por haber tenido el movimiento estudiantil de los 60, en el que todos tenían unas metas comunes, intentando cambiar el mundo y todo eso. Crecí en las décadas de los 80 y los 90, cuando ya había miles de movimientos políticos pero sin dirección real. Nada que te excitara realmente. Eso es algo que echaba de menos de veras. Creo que los chavales de hoy se sienten de la misma manera. No podemos definirnos solamente a través de la ropa y la música, creo. Pienso que la gente tiene una necesidad mayor de sustancia, una necesidad que crece más fuerte. La tendencia hacia el individualismo y la atomización completa de la sociedad en grupos muy reducidos no puede seguir indefinidamente. En algún momento se producirá un gran vacío. Ahí es donde reside el peligro de que otro régimen totalitario intente llenar ese vacío.
Ron Jones esta encantado con La Ola. ¿Qué significa esto para tí?
Evidentemente, para nosotros significa mucho. Él es el punto de partida, el creador del experimento original. La mayor parte de la historia se basa en sus propias experiencias. Decidimos hacer que Rainer (Jürgen Vogel) y su mujer (Christiane Paul) vivieran en un bote casa, y que su esposa fuera igualmente profesora, e introducir un elemento de conflicto entre ellos. Cuando le enseñamos algunas de las escenas a Ron Jones nos dijo: “¡Es increíble! Yo vivía en una casa en un árbol y tuve conversaciones idénticas con mi mujer” Realmente no teníamos forma de saber aquellas cosas, simplemente escribimos las escenas de forma intuitiva. Al escribir el guión, dimos con escenas que realmente se correspondían con vivencias reales de Ron Jones en los 60. Para nosotros fue increíble, claro, porque aunque estábamos hacienda una película de ficción, siempre intentas ser lo más realista posible con los personajes, y con todo lo que ocurre en el plano psicológico. Así que tener a Ron Jones diciendo que la historia es creíble al cien por cien es el mayor de los halagos
ENTREVISTA CON EL PROTAGNISTA JURGEN VOGEL
ENTREVISTA CON EL PROTAGNISTA JURGEN VOGEL
Durante el experimento, Ron Jones notó una profunda necesidad de conformidad en sus alumnos. ¿Crees que eso sigue vigente en nuestra sociedad moderna e individualista?
Creo que pertenecer a algún tipo de grupo sigue siendo muy importante hoy día. Especialmente ahora que las familias se desmoronan, cuando cada vez son menos las familias tradicionales y grandes con abuelos, tíos y demás. Tenemos un profundo anhelo de sentir pertenencia, no para sacrificar la individualidad, sino para que encontrar gente con la que identificarte. Alguien por quien estar dispuesto a dejar de lado el ego. Por ejemplo, te puedes sentir muy vinculado con Greenpeace, me refiero a que se trata de individuos con sus propias personalidades, pero que sienten la necesidad de sentir que forman parte de algo más grande que ellos mismos. Creo que esa es una necesidad humana básica. Y que se presta al abuso, claro, pero que fundamentalmente no se trata de algo malo.
¿Según el punto de vista de Rainer cómo fue el experimento?
El experimento cobra vida. Inicialmente se trata de crear un espíritu de equipo, algo que todos conocemos ya del mundo de los deportes. La pregunta es, una vez que aceptas la disciplina y la jerarquía, ¿qué puedes hacer con ellas? ¿Cómo usas este sistema? Puedes adoptar diferentes rumbos, hacia la izquierda o la derecha, pero al final se trata del abuso de poder y de la manipulación, y eso es lo que lo que lo hace peligroso, da igual que ideología haya detrás. Para empezar, Rainer realmente no tiene ideología, excepto el valor que le da al espíritu de equipo, pero todo lo que ocurre escapa a su control.
¿Alguna vez te has preguntado qué hubieras hecho tú en un experimento como este?Estoy convencido de que algo como La Ola le podría ocurrir a cualquiera en cualquier sitio. Así que realmente no me hice esa pregunta, es algo que todos hemos visto demasisado a menudo y a muy diferentes niveles: manipulación de masas, las formas en las que distintos grupos reaccionan entre sí, lo que hay que hacer para deshacerse de la gente que causa problemas, reintegrarlos o aislarlos. El profesor original, Ron Jones, encontró similaridades entre tu y él mimos. ¿Las compartes?Ron Jones es un gran tipo que ha hecho cosas increíbles en su vida. Por ejemplo, creo que es genial que aún siga tocando en grupos de punk, así que me halaga que él crea que soy como él.
1 comentario:
Has dado en el clavo con tu crítica. Pienso casi palabra por palabra lo que dices acerca de LA OLA.
Me gusto la pelicula, pero coincido en que el final es menos impactante de lo que deberia, de hecho, es bastante predecible.
Por otro lado, todo sucede muy rapido. Es cierto que la pelicula necesita de una explicacion mas somera acerca del porqué estos muchachos se someten al líder de LA OLA y conforman una unidad con dicho grupo. Tan solo con respecto al personaje que muere al final, se entiende bien el porqué de su comportamiento.
Con todo y eso, el ritmo es adecuado y la pelicula muy didactica.
Enhorabuena por tu critica.
Un saludo,
EDUARDO MUÑOZ
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